La
reapertura de LA CASA DEL MIGRANTE, la cual deberá de ser reubicada en un lugar
estratégico que no afecte a los vecinos, con vigilancia de la policía de
seguridad pública, así como contar con el total apoyo de las autoridades del
gobierno en cuanto al aspecto económico como el de materia de seguridad.
Apoyo
en los diferentes niveles de gobierno, así como de la ciudadanía en general, además
de implementar pláticas para los migrantes que lleguen al lugar, a fin de hacer
conciencia entre estos y regresen a su país de origen.
Así
como pláticas y campañas entre los habitantes del municipio de Tultitlán, de
igual manera para concientizar y dar un trato digno de cualquier persona a los
indocumentados.
Todo
esto con el fin de mejorar la calidad de vida durante la estancia de los
migrantes en Tultitlán y de esta manera evitar la delincuencia e inseguridad
que señalan los vecinos sufrir a causa de estos, pues siendo sinceros la
migración por la época en la que estamos viviendo es un fenómeno que no podrá
ser erradicado, así que creo será más fácil apoyarlos que detener su flujo por
completo.
Y lo
más importante con la infraestructura necesaria les estaríamos brindando un
trato digno y especializado, aquel que cualquier persona por el simple hecho de
serlo tiene derecho en nuestro país y en
cualquier lugar del mundo consagrado en nuestra Constitución Política, tratados
internacionales y otras leyes diversas.
Con este
proyecto no quiero propiciar ni mucho
menos incentivar a la población sudamericana a que deje sus países, pues se
creería que bajo las condiciones que propondremos será más fácil para ellos
hacerlo, sino más bien buscamos el bien común tanto para ellos brindándoles las
atenciones que cualquier persona por el simple hecho de estar en el territorio
tendría derecho (derechos fundamentales) y de esta manera prevendríamos la
delincuencia e inseguridad que aqueja a esta parte de la sociedad, haciendo un
trabajo conjunto entre las autoridades gubernamentales, la sociedad civil,
organizaciones no gubernamentales, organizaciones civiles y diversos entes a
los que les interesaría apoyar, estando debidamente organizados para que esto
pueda funcionar, existiendo el consenso de los participantes para que surjan
menos inconvenientes.
México,
como país de origen, tránsito y destino, debe adoptar políticas públicas
respetuosas de los derechos humanos. La frontera norte de México es una de las
más transitadas del mundo, con más de tres mil kilómetros y un millón de cruces
diarios de personas documentadas. También registra anualmente alrededor de 1.5
millones de cruces de migrantes indocumentados. La frontera sur cuenta con
1,149 kilómetros; se registran aproximadamente 1.3 millones de entradas
documentadas y 300 mil en situación irregular anualmente (México EPU).
Es
esta la razón por la cual pienso que si las autoridades como tal no han hecho
algo para las dos cuestiones que en este trabajo nos preocupan y tratamos que
son el respeto a los derechos humanos de los migrantes indocumentados al paso
por nuestro país y específicamente en las comunidades de Tultitlán y
Cuautitlán, así como buscar la tranquilidad de los vecinos que se han visto
afectados con la delincuencia e inseguridad que les ha traído esta situación
pues a su paso se dispersen en el territorio delinquiendo, entonces la sociedad
civil en trabajo conjunto con distintas organizaciones tiene que procurarse sus
propios derechos como los de los transmigrantes.
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